En estos tiempos podemos ver que esta palabra es muy popular entre los conversos e inconversos. De tal manera, que cualquiera utiliza este versículo bíblico como un amuleto o para impartir fortaleza. Pero analizando de una manera más profunda, el contexto de estas palabras, va mucho más allá de todo esto.
Si leemos toda la carta de Filipenses el Apóstol Pablo la escribió desde una prisión en Roma y desde allí le impartió fortaleza a la Iglesia de Filipos, hablándoles del gozo en el sufrimiento (Filip 1:1-30), gozo en el servicio (Filip 2:1-30), gozo en la fe (Filip 3:1-21) gozo en el dar (Filip 4:1-23). También les dijo que en todo estaba enseñado, sabía vivir humildemente o en abundancia, estar saciado o padecer necesidad (Filipenses 4:12).
Pero si a eso le sumamos lo que dijo en la Segunda Carta a los Corintios: De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias
(2 Corintios 11:24-28).
Entonces podemos ver como el Aposto Pablo, el mensaje que quiso darle a la Iglesia era que a pesar de todas las dificultades que él había tenido, en Cristo podía superar todas esas pruebas.
Preste mucha atención, Pablo dijo “en Cristo”, no “fuera de Cristo”, ya que apartados del Señor Jesús nada podemos hacer.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer (Juan 15:5).